lunes, 19 de octubre de 2009

Juego Peligroso: Capítulos 2 y 3

Ola!!
weno, pues resulta que cmo estos dias no kreo q pueda actualizar xq tngo clases asta muy tarde, voy a subir otros dos capitulos mas de la storia q stoii scribiendo, "Juego Peligroso". Espero q os guste^^

CAPITULO 2:

El instituto, como todos los años, estaba lleno de chicos con ganas de volver a ver a sus compañeros y de contarles lo maravillosamente bien habían pasado ese verano en esa playa tomando el sol o en aquella otra costa ligando. La verdad es que yo tenia ganas de ver a mis amigos, Michelle, Amy y Damon. Michelle era alta, morena y con los ojos marrones. Siempre iba a la ultima y, aunque odia como voy vestida, me lleva soportando desde los tres años, cuando nos conocimos. Estaba radiante de alegría por verme, y llevaba una camiseta azul que no había visto nunca de Dolce & Gabbana. Amy, en cambio, era castaña, pero se lo había teñido de rubio el año pasado. Era bajita pero muy guapa, y siempre tenia a medio instituto detrás suyo. Pero últimamente se había distanciado de nuestro grupo y no sabía por qué. Por ultimo, estaba Damon, un chico rubio con ojos azules que medía a finales del curso pasado 1,80 m, y yo creo que había vuelto a crecer. Él era ‘heavy’, también estaba en otro grupo, y además vino a este instituto el año pasado.
Después de saludarles y de darles los regalos que tenía de España, Michelle y yo nos dirigimos a nuestra primera clase: Historia del Mundo Contemporáneo. Las primeras horas transcurrieron como siempre, lentas y aburridas, hasta que en la ultima hora, me percate de que había en mi clase de Arte un chico nuevo guapísimo. Su pelo era de un tono tan oscuro como el carbón y unos ojos tan negros que era difícil no perderte en ellos. No se si él se dio cuenta de que estaba ahí, mirándole fijamente como una absurda, pero Damon, que era mi compañero de mesa si que se fijó y me susurró:
-Se llama Matt, y es amigo y compañero mío en mates. Además, es el guitarrista de mi grupo.
-¿Qué!¿Lo dices en serio?
-Sí, ¿Por qué te iba a mentir? Nos llevamos bastante bien.
Yo en ese momento ya estaba hiperventilando, cuando, de repente, Matt miro en mi dirección y me puse roja como un tomate. La verdad es que no tenia muchas pinta de ser un buen estudiante: llevaba una camiseta de un grupo y unos anchos vaqueros con cadenas. También desde donde yo podía divisar, se había tirado toda la clase escribiendo algo que supongo que sería una letra de una canción, porque después saco una hoja de pentagrama y se dispuso a escribir pequeñas notas. Por fin terminó la clase y también mi suplicio de no poderle mirar para que no se diese cuenta. Damon me dijo:
-Andy, si quieres te lo presento, que ahora nos vamos a comer.
-Anda, ¡lárgate y ya hablaremos!¡Adiós!

Desde aquel momento en el que Matt me miró supe que mi vida iba a cambiar por completo.


CAPITULO 3:

Poco después de llegar a casa, ya que me había entretenido discutiendo el tema con Michelle, me di cuenta de que tenia tres mensajes de voz en el móvil: una era de mi padre, diciendo que iba a llegar muy tarde y que no le esperara para cenar, y otras dos de Damon, para que fuese a su garaje a verles tocar y me presentase a Matt. Cuando me disponía a llamarle, volvió a sonar el teléfono. Era mi madre, que se había preocupado porque no había llamado cuando llegué a Los Ángeles. Hablé con ella y acto seguido le envié un sms a Damon para decirle que a las seis de la tarde estaría en su casa.
Comí algo, me dispuse a estudiar algo de historia para el día siguiente, y me cambié de ropa para ir a casa de Damon. Me puse uno de los vestidos que mas me gustaban: negro, con tirantes, un corsé por la cintura y la falda por la rodilla, y me puse mis botas favoritas de tacón. Lo único que quería hacer en ese instante es volver a ver a Matt.
Estuve allí una hora y media y luego nos tomamos un pequeño descanso de tanta música a todo volumen. Damon me presento a todo el grupo, incluyendo a Matt, que hizo lo posible por evitarme. Lo volví a intentar cuando estábamos tomando algo en el salón de mi amigo, pero volvió a pasar de mi como si fuese invisible. Solo me miró una vez y encima con desprecio. Así que cuando llegue a casa llamé a Michelle para hablar del tema y después me tumbé en mi cama llorando hasta que me quedé dormida.

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